por El Profesor
Dentro de las grandes lagunas que existen en el conocimiento de la lengua ibera, es en el campo de los nombres propios de personas y de dioses donde mayor conocimiento y avances han podido realizarse. El campo de la antroponimia ibérica es sin lugar a dudas en el que con mayor soltura se mueven los filólogos actuales a la hora de interpretar el por otro lado impenetrable lenguaje ibero, y todo se debe a un hallazgo de excepcional importancia realizado fuera de la Península Ibérica.
El documento arqueológico que más ayuda a proporcionado para avanzar en el campo de la antroponimia ibera es una tabla de bronce conocida como Bronce de Ascoli, encontrada en la ciudad homónima italiana a principios del siglo XX. Este bronce es una tabla cuya función era anunciar públicamente la promoción y concesión de ciudadanía de un grupo de caballería auxiliar, siguiendo la tradición jurídica y pública romana. La tabla muestra el nombre de treinta jinetes iberos miembros de la turma Salluitana, una unidad de caballería auxiliar reclutada ente diferentes poblaciones del valle del Ebro para servir a Cneo Pompeyo Estrabón, el padre de Pompeyo el Grande, durante la Guerra Social. El bronce está fechado en el año 89 y constata el ofrecimiento de la ciudadanía romana y de condecoraciones militares a los miembros de esta unidad como recompensa por el valor mostrado durante el asedio de la ciudad de Ausculum, la moderna Ascoli (Amela, 1989: 105).
Los treinta jinetes iberos del Bronce de Ascoli aparecen distribuidos según su ciudad de origen en diez grupos, incluyendo para cada uno de los jinetes auxiliares su nombre y patronímico, lo que concede un total de sesenta patronímicos ibéricos. Debido a la conservación del Bronce, se han perdido los nombres de cuatro jinetes, mientras que el topónimo de su lugar de origen y el nombre de sus padres aparecen incompletos. Ocurre también que los guerreros procedentes de Ilerda, tres jinetes, aparecen con nombres de tradición romana, con praenomen y nomen. De esta manera, son veintitrés los nombres de persona iberos que pueden leerse sin problema. Estos nombres aparecen latinizados en su ortografía, incluyendo la abreviatura «f.» de «filius» para indicar el patronímico, con los nombres de los padres abreviados en algunos casos (Simón, 2018: 1). Con todo, la lectura de estos nombres ha permitido estudiar la onomástica ibérica y extrapolar las conclusiones obtenidas al ámbito hispánico, ofreciendo claves fundamentales para entender las numerosas inscripciones en suelo peninsular.
Nombres masculinos iberos
En el Bronce de Ascoli se percibe un elemento propio de la romanización de los pueblos iberos que no debía formar parte de la tradición ibera original, que es la inclusión del patronímico. Aunque gracias a esto el Bronce otorgó el doble de nombres iberos para poder estudiarlos, lo cierto es que en su tierra natal, con anterioridad a la llegada romana, la costumbre era incluir solo el nombre de la persona, y solo ocasionalmente la de su padre (Beltrán, 2011: 34; Moncunill y Velaza: 617).
Actualmente se han identificado unos 170 formantes diferentes (Rodríguez, 2014), cuyas combinaciones se han atestiguado en unos 900 nombres propios (Moncunill, 2016). No todos los formantes son necesariamente partes de un nombre propio, si no que son utilizados de forma aislada como nombres comunes, como por ejemplo topónimos (Rodríguez, 2003: 252) y la inmensa mayoría de ellos permanecen indescifrados.
Como ejemplo de nombres iberos, se puede listar los veintitrés nombres de los guerreros de la turma Salluitana. En la lista a continuación escribo en mayúsculas el nombre tal y como figura en su forma latina en el Bronce. Junto a ellos escribo en minúscula la propuesta realizadas en el índice onomástico de Jesús Rodríguez Ramos (2014) respecto a como sería la interpretación del nombre ibérico original, incluyendo la referencia de página entre paréntesis. Para simplificar la información, he obviado de la lista los nombres de los guerreros ilerdenses, cuya onomástica aparece romanizada, los patronímicos de los personajes.
AGIRNES. Con formante akir- podría ser Akirnes (107, 181).
ARRANES. (110, 181)
ATULLO. Se propone Antolon o Atollo/Atolo (118).
BALCIADIN. Con formantes balke- y -atin, podría ser Balkeatin (117, 121).
BASTUGITAS. Se propone Bastugibas o Bastogibas (169).
BELENNES. Con formante beles- (128, 181).
BELES. Igual que Belennes (128).
CACUSUSIN. Con formante cacu- y -sosin, podría ser Cacusosin (162, 195).
ELANDUS. Se propone Elanto/Elando, parece un nombre céltico (147).
ESTOPELES. Con formante -beles, podría ser Estobeles (129, 131)
GURTARNO. No figura en la lista de onomástica.
ILLURTIBAS. Con formante, iltur- podría ser Ilturtibas (154, 209).
NALBEADEN. Con formante -atin, podría ser Nalbeatin (179).
ORDUMELES. Con formantes ortin- y -beles, podría ser Ortinbeles (129, 183).
SANIBELSER. Se propone Sanibersir (131, 134, 196)
SOSIMILUS. Con formantes sosin- y -bilos, podría ser Sonsinbilos (139, 194).
SOSINADEM. Con formantes sosin- y -atin podría ser Sosinatin (117-194).
TORSINNO. Formante -no podría ser un sufijo de nombre adaptado, tal vez céltico (182, 215).
TURINNUS. Podría proceder de un formante turs- (217-218).
TURTUMELIS. Con formantes torton- y -beles, podría ser Tortonbeles (129, 216).
UMARGIBAS. Formantes mbar- y -kibas, podría ser Umarkibas. (168, 222).
UMARILLUN. Formante mbar- e -iltur, podría ser Umariltur. (155, 222).
URGIDAR. Podría ser Urgitar, Urcidar o Urkitar. (169, 203, 221).
En conjunto, los conocimientos sobre onomástica ibérica que se han obtenido gracias a este bronce y al análisis de la epigrafía hispana son las siguientes (Moncunill y Velaza, 2020: 615-616):
– Los nombres iberos estaban formados por dos elementos diferenciados, o formantes, que podían ocupar la primera o la segunda posición en un nombre.
– Existen algunos nombres con un solo formante, y otros con tres, pero son casos particulares.
– Los formantes que componen un nombre pueden proceder del vocabulario común, como sustantivos, verbos o adjetivos, pero se desconoce el concreto de esta suposición.
– Algunos de estos formantes tienen una estructura silábica, pero otros parecen poseer en su forma partículas derivativas.
– Algunos formantes muestran modificaciones en algún fonema según la posición que ocupen en el nombre.
– En algunos nombres se distinguen morfemas que no son formantes del nombre, si no prefijos y sufijos concretos, pero se desconoce su significado.
Este es el calco que corresponde a la tabla del Bronce de Ascoli, actualmente en los Museos Capitolinos de Roma. La tabla se divide en cuatro partes: el encabezamiento, donde figura la cesión de la ciudadanía ofrecia a la Turma Salluitana; una la sección superior, donde aparecen los testigos; la parte inferior izquierda con los miembros de la Turma beneficiarios, y la parte inferior derecha donde se especifican otros premios ofrecidos a los jinetes iberos. Fuente imagen: http://aragonromano.ftp.catedu.es. Referencia: http://historiantes.blogspot.com/2007/04/comentario-sobre-el-bronce-de-scoli
Nombres femeninos iberos
Mientras que los antropónimos para varones son muy conocidos, los antropónimos femeninos revisten mayores dificultades. No se conoce claramente la forma en que se creaban los sustantivos de género femenino en ibérico, aunque existe la teoría de que se componía a través del prefijo t- (Velaza, 2006). En los nombres de persona, parece que algunos formantes son exclusivos de los nombres femeninos, mientras que otros no parecen exclusivos de ningún género, y en general aún permanecen en discusión (Moncunill, 2018: 333). La investigadora Noemí Moncunill (op. cit.) indica que la manera más fácil de documentar un antropónimo femenino es a través de las inscripciones latinas, ya que en muchas de ellas es posible distinguir claramente el género del nombre de la persona inscrita. En la lista siguiente escribo los nombres de mujeres iberas identificados por esta investigadora, obviando los de filiación dudosa. Incluyo el nombre en la inscripción en latín en mayúscula, los formantes propuestos y la referencia de página entre paréntesis.
AGIRTILLA. Podría leerse Agirtil o Agirtir en ibero. Formantes akir- e -iltir (352).
ASTERDUMAR. Se proponen formantes aste(r)- y -mbar o -tembar (336-337).
ASTEDUMA. Muy similar al nombre anterior (337-338)
BASTOGAUNIN. Con formante basto(k)- y -aunin, o -aun con un sufijo -in (338-339).
BELESIAR. Se propone el formante beles- e -iar (344-345).
BILESETON. Se propone la lectura Balesketonar. Formante beles- o bilos- y -eton (345).
BILOSOTON. Formante bilos- y -eton u -oto (347).
GALDURIAUNIN. Con formante kaltur- y -iaunin o -aunin (339-340).
GESELADIN. Lectura dudosa. Formante -adin (343).
]RESUNIN. Nombre incompleto, se propone Uresunin o Caresunin (341).
SERGIETON. Formantes selki- y -eton (346).
SILLIBOR. Se proponen los formantes sili- y -bor (347-348).
SIR[A]STEIUN. Formantes sir-, -aster- e -iun o -iaun, similar a las terminaciones de -iaunin (348).
SOCEDEIAUNIN. Se propone un formante soket- (340).
TANNEGADINIA. Con formantes tanek- y -adin (342).
TAUACCALAUR. Formantes tembar- o taban- y -laur (350).
TURCIRADIN. Se propone la lectura Irurciradin. Se ve el formante -adin (343-344).
UNINI[. Nombre también incompleto. Se percibe el formante unin- (340).
Las conclusiones sobre la onomástica femenina en ibero que se obtienen de estas interpretaciones son las siguientes (op.cit.: 354ss):
– Los formantes -iaunin y sus variantes y -eton/-oton podrían ser terminaciones propias de los nombres en femenino.
– Muchos formantes de nombres en femenino no se distinguen de los masculinos.
– La diferenciación de los nombres femeninos en ibérico sería a través de palabras o compuestos entendidos como femeninos, en lugar de una terminación de género, como en castellano la -a.
– Los nombres de mujeres no presentan ninguna coincidencia formal con el nombre de sus padres ni del marido, sin que se pueda saber si había alguna relación entre los nombres de madre e hija.
– Los antropónimos femeninos son nombres propios originales, sin que designen su papel como esposas o hijas, y en ocasiones aparecen claramente diferenciados de los masculinos.
El nombre de los dioses iberos
La identificación de nombres de dioses en los textos ibéricos conservados ha sido imposible, ya que no existe forma de distinguir qué palabra del léxico ibero puede hacer referencia a ellos. Igual que en el caso de los nombres de mujeres, los nombres de dioses iberos se ha descubierto a partir de inscripciones latinas de época de la romanización. Gracias a ello podemos reconocer tres dioses iberos: Betatun, Salaeco y Sertundo (Rodríguez, 2020: 262), mientras que hay otros tantos cuya lectura y origen ibero está en discusión (op.cit.: 263 y ss.)
Betatun es un nombre de divinidad en un cipo de pequeño tamaño que debió estar situado en las proximidades de un santuario de época romana cercano a Jaén (Corzo et alii, 2007: 251-252). El ara fue ofrecida por Aelia Belesiar, una mujer ya romanizada pero cuyo cognomen Belesiar es claramente ibero, con los formantes beles- e -iar (Orduña, 2009: 362). Aún así, la dificultad para identificar los formantes del nombre de la divinidad y el lugar donde fue encontrada, un espacio limítrofe entre pueblos iberos y turdetanos, llevan a desconfiar que sea un dios ibero (Velaza, 2015: 291; Rodríguez, 2020: 263). Por otro lado, Betatun sí ha sido reconocida como una diosa del panteón ibérico por parte de otros autores (cf. bibliografía en Ledo, 2021: 224, nota 20), relacionada con las aguas y la salud (op.cit.: 233), con un formante -betan que sí puede identificarse en cerámicas de Llíria, y que lleva a pensar que signifique «Dios» o un concepto similar (Rodriguez, 2020: 269).
Salaeco es un dios cuyo nombre aparece en un pequeño cipo o ara que se emplazó en la boca de una mina en Portmán, Murcia (Velaza, 2015: 290). Los formantes del nombre ibero son fácilmente distinguibles, compuestos de salai- y -ko, por lo que la lectura original del nombre del dios ibérico sería Salaiko (op.cit.: 291). El ara ofrecida al dios, situada en la entrada de una mina, y el formante salai-, que puede conectarse con -salir, un término ibérico relacionado con monedas y valores (Rodríguez, 2020: 262-263) nos conduce al campo de la minería, los metales o el inframundo. Tal vez Salaiko fuera un dios de la minería, relacionado con el inframundo o tal vez con la riqueza por su asociación con la plata. Esta teoría parece confirmada por la identificación de otra divinidad de nombre Salagin, cuyo epíteto aparece en dos aras ofrecidas en contextos mineros, una en las minas de Riotinto de Huelva (Gimeno y Velaza, 2021) y otra en las minas de El Centenillo, en Jaén (Gimeno y Velaza, 2023).
Sertundo es el nombre de una divinidad a la que se dedicó un ara encontrada en las cercanías de la cima del monte Sant Benet, en la localidad de Susqueda, en Gerona. Su nombre posee un formante sertun- poco conocido (Rodríguez, 2020: 263) y su etimología podría corresponder a un préstamo lingüístico del celta a la lengua ibera, con los dos formantes sertun- y -do, este segundo fácilmente reconocible en la onomástica ibérica (Vidal, 2016: 199-200).
En marzo de 2021 se reveló el descubrimiento de una piedra votiva en el oppidum Puente Tablas, Jaén, que significó la aparición del primer nombre de un dios ibero dentro del contexto de la cultura ibera, de nombre Nokaki, o Nokika (cadenaser.com, «Descubren la identidad del héroe de Puente Tablas», 4 de marzo de 2021). La piedra, de pequeño tamaño y forma cúbica, formaba parte del culto al dios Nokaki llevado a cabo dentro del santuario urbano aledaño a la llamada Puerta del Sol, uno de los accesos al oppidum. Esta Puerta del Sol ya era conocida por su relación con un culto solar vinculado a una diosa, considerada la protectora de la ciudad (Ruiz et alii, 2018). En la piedra hallada se puede ver el nombre del dios en letras superpuestas, de donde deriva la doble lectura Nokaki o Nokika, y también una representación del dios como un hombre situado en la bóveda celeste, que emerge entre las montañas situadas frente al horizonte visible desde la Puerta del Sol. Unos rayos rodean a la figura de la divinidad, y le acompañan unas esferas que han sido interpretadas como una constelación. Todo ello lleva a relacionar a Nokaki con un dios celeste y solar, cuya aparición en el firmamento en una fecha señalada tiene como significado su unión con la diosa. Nokaki puede ser interpretado igualmente como un héroe fundador, un personaje convertido en patrono del poblado y posiblemente considerado como el antepasado del linaje que gobernaba en la ciudad (Ruiz et alii, 2022).
Otro campo de estudio sobre teónimos ibéricos se encuentra centrado en las inscripciones rupestres, especialmente aquellas encontradas en la región de La Cerdaña, en los Pirineos, ubicadas en torno al valle del río Segre y la localidad de Puigcerdà (Ferrer, 2018a) y en la región de la Serranía del Turia, en Valencia (Ferrer, 2018b). El estudio de estos textos ha llevado a su autor a identificar hasta treinta nombres, entre los que destacan los nombres de Kaurko o Kaukor, Balkar, Urdal, Tikanal y Edagardal. El análisis de los nombres aparecidos en estos grafitos está siendo analizado y contrastado por más autores y llevará seguramente a nuevos campos de conocimiento sobe la teonimia y la religión de los iberos.
Artículo revisado y actualizado: 29-06-2023.
Referencias y bibliografía:
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