La caza de Twrch Trwyth

por el Profesor

El jabalí Twrch Trwyth residía en Irlanda. Un peine, una navaja y unas tijeras se encontraban entre las dos orejas de Twrch Trwyth, hijo del príncipe Taredd Wledig. Con él vivían siete lechones, entre los que se encontraban Grugyn Cerdas de Plata, Llwyddawc el Suplicante, el jabalí Llawin, Gwys, Banw y Bennwic.

Había sido predicho que Twrch Twyth no podría ser cazado sin el perro de caza Drudwyn, el cachorro de Graid hijo de Eri, y no habría otro cazador en el mundo que pudiera cazar con ese perro que Mabon, hijo de Modron, montando el caballo de Gwedw, llamado Crines Blancas, tan rápido como el rayo. La caza tampoco podría realizarse sin la participación de Garselit el Irlandés, jefe de los cazadores de Irlanda, ni sin Gwyn hijo de Nudd, montado en el caballo de Moro Oeferddog, llamado Negro, ni sin Gwilenin, rey de Francia, ni sin los perros Anet y Aethlem, tan rápidos como el viento, que jamás se han lanzado sobre una bestia que no hayan matado.

Desde su corte de Celliwig Arturó envió a Menw, hijo de Teirgwaedd, para ver si los tesoros estaban entre las dos orejas de Twrch Trwyth, pues habría sido inútil combatir con él si no tenía los tesoros. Si Menw llegaba a un país pagano, podía hechizarlos de tal forma que nadie podría verle y él podría ver a todo el mundo. En todo caso estaba seguro de que se encontraba allí: acababa de devastar la tercera parte de Irlanda. Menw fue en su búsqueda y lo vio en Esgeir Oervel. Menw se transformó en pájaro, se posó en su cubil e intentó quitarle uno de sus tesoros, pero sólo consiguió una de sus cerdas. El jabalí se levantó en toda su furia y se sacudió de tal forma que un poco de su veneno alcanzó a Menw. A partir de entonces, Menw no volvió a estar bien nunca.

Arturo reunió entonces a todos los guerreros que estaban en la isla de Bretaña y sus tres islas adyacentes, y a todos los que estaban en Francia, en Armórica, Normandía y en Cornualles, a los mejores perros y a todos los caballos de fama. Partió con todas estas huestes hacia Irlanda y por su llegada hubo gran miedo y estremecimiento en la isla. Cuando Arturo desembarcó, los santos de Irlanda fueron a pedirle protección, y él les dio protección y ellos le dieron su bendición. Los hombres de Irlanda acudieron junto a él dirigidos por Garselit, jefe de los cazadores de Irlanda, y le presentaron víveres. Arturo avanzó hasta Esgeir Oervel, donde se encontraba Twrch Trwyth con sus siete jabatos. Lanzaron los perros desde todas partes sobre ellos. Aquel día los irlandeses combatieron con él hasta la noche y, sin embargo, devastó una de las cinco provincias de Irlanda. Al día siguiente, las gentes de la casa de Arturo lucharon con él, pero sólo recibieron golpes y no sacaron ningún provecho. Al tercer día, el propio Arturo entabló con él un combate que duró nueve noches y nueve días; pero sólo logró matar uno de los cochinillos. Los hombres de Arturo le preguntaron entonces cuál era la historia de aquel jabalí. Les dijo que era un rey al que Dios había transformado en jabalí por sus pecados.

Arturo mandó a Gwrhyr Gwalstawt, el intérprete de lenguas, que podía hablar todos los idiomas, incluso los de los animales, para que intentara hablar con el jabalí. Gwrhyr fue allí en forma de pájaro y se posó en el cubil donde se encontraba con sus siete cerditos. Y Gwrhyr dijo:

– Por aquél que te dio esta forma, si tú y los tuyos podéis hablar, pido que uno de vosotros venga a hablar con Arturo.

Le respondió Grugyn Cerdas de Plata. Como hilos de plata eran sus cerdas y brillaban tanto que se le podía distinguir en medio del bosque o del campo. Esta fue su respuesta:

– Por el que nos dio esta forma, no haremos nada de eso; no hablaremos con Arturo. Dios nos ha causado ya bastante mal dándonos esta forma, sin que vosotros vinierais a combatirnos.

– Sabed que Arturo lucha con vosotros por el peine, la navaja y las tijeras que se encuentran entre las dos orejas de Twrch Trwyth.

– Si primero no le quitáis la vida, no conseguirás esos tesoros – respondió Grugyn -. Mañana nos iremos de madrugada, marcharemos al país de Arturo y le causaremos todo el daño que podamos.

La piara partió por mar en dirección a Gales. Arturo embarcó a bordo de su barco Prydwen con sus huestes, sus caballos y sus perros y en un abrir y cerrar de ojos, los pudo encontrar. Twrch Trwyth atracó en Porth Cleis, en Dyvet. Aquella noche Arturo avanzó hasta Mynyw. Al día siguiente le hicieron saber que la piara había había pasado por allí y les encontró matando a todo el ganado y las gentes que había en Deu Gleddyv. Cuando llegó Arturo, Twrch Trwyth llegó hasta Preseli. Arturo se dirigió allí con sus huestes. Envió a sus hombres en persecución, llevando a los perros Eli y Trachmir y a Drudwyn, el cachorro de Graid hijo de Eri, con Gwarthegyt hijo de Kaw en otro flanco, acompañado de Bedwyr que sujetaba por la correa a Cafall, el perro de Arturo. Arturo alineó a todos sus guerreros alrededor del valle del río Nevern. El puerco salió del valle del Nevern y se detuvo en Cwm Cerwyn, donde fue acorralado. Allí mató a varios campeones de Arturo, como Gwarthegyt hijo de Kaw y a Gwydre, el hijo de Arturo, pero también lo hirieron.

Al día siguiente por la mañana algunos de los hombres de Arturo alcanzaron a Twrch Trwyth y sus cerdos. Entonces mató a varios guerreros y servidores de Arturo y a muchos hombres del país, entre otros a Gwlydyn Saer, el jefe de los carpinteros de Arturo. El propio Arturo lo alcanzó en la tierra de Peuliniog, y entonces el jabalí mató a otros hombres y de ahí se dirigió a la desembocadura del rio Tywi. Allí fue acorralado de nuevo y mató a Gwilenhin, rey de Francia. Siguió después hasta Glyn Ystun, y entonces hombres y perros perdieron su rastro.

Arturo hizo venir a Gwynn hijo de Nudd, y le preguntó si sabía lago con respecto a Twrch Trwyth. Respondió que no sabía nada. Entonces los cazadores fueron a cazar a la piara hasta Dyffryn Llychwr. Grugyn Cerdas de Plata y Llwyddawc el Suplicante les ofrecieron resistencia y mataron a todos los cazadores a excepción de uno solo, que logró escapar. Arturo guió a sus huestes hasta al lugar donde estaban Grugyn y Llwyddawc. Entonces lanzaron sobre ellos a todos los perros que habían sido nombrados para tal fin. Cuando los jabalíes estuvieron acorralados, Twrch Trwyth acudió en su defensa: no le habían vuelto a ver desde que habían cruzado el mar de Irlanda. Hombres y perros cayeron sobre ellos y Twrch Trwyth intentó escapar. Logró llegar hasta la montaña de Amanw, y allí uno de sus lechones fue muerto. Se enzarzaron con ellos en combate mortal, y en ese sitio también acabaron con el jabalí Llawin, así como otro de sus cerdos, llamado Gwys. Desde allí se retiró hasta la montaña Amanw, y allí murieron los lechones Banw y Benwic. De todos los lechones sólo escaparon vivos Grugyn Cerdas de Plata y Llwyddawc el Suplicante.

Desde allí fueron a Llwch Ewin, donde Arturo los alcanzó. Le acorralaron y mataron a muchos hombres y perros. Después de esto fueron al pantano de Tawy. Grugyn Cerdas de Plata entonces se separó de ellos. Primero se dirigió a Din Tywi, luego a Ceredigion, seguido de los perros Eli y Trachmyr y muchos otros. Luego llegó a Garth Grugyn y allí Grugyn fue muerto, pero no sin antes matar a muchos. Llwyddayc el Suplicante huyó hasta el valle de Yw, donde los hombres de Armórica se enfrentaron con él. Mató a Hir de la Larga Túnica, rey de los armoricanos, y al señor Llygatrud y a Gwrbothu el Viejo, tíos de Arturo hermanos de su madre, y entonces Llwyddawc fue muerto también.

Twrch Trwyth pasó entonces por los territorios de Tawy y Ewias. Arturo ordenó a los hombres de Cornualles y de Devon que se enfrentaran con el jabalí en la desembocadura del río Severn. Arturo dijo a los guerreros de esta isla:

– Twrch Trwyth ha matado a muchos de mis hombres. He jurado por el valor de mis hombres que no llegará a Cornualles, si sigo con vida. No le perseguiré más lejos, pero le opondré vida por vida. Vosotros haced lo que tengáis que hacer.

Su plan consistía en enviar una partida de caballeros con los perros de aquella isla hasta Ewias y hacerle volver hasta el Severn; allí le cortaría el paso con todos los guerreros que hubiera en la isla, y le empujaría por la fuerza hasta el río. Mabon, hijo de Modron, fue con Arturo hasta el estuario del Severn montado en Crines Blancas, el caballo de Gwedw, mientras que Goreu, hijo de Custennin, sobrino de Arturo, y Menw hijo de Teirgwaedd, enfermo por el veneno de Twrch Trwyth, avanzaron por Llyn Lliwan y Aber Gwy. Arturo cayó sobre él con los campeones de la isla de Bretaña. Primero, Osla del Gran Cuchillo y Manawydan, hijo de Llyr, y Cacamwri, servidor de Arturo, y Cyledyr el Salvaje se echaron todos sobre él y lo cercaron. Manawydan y Cacamwri cogieron al jabalí por los pies y lo sumergieron en el Severn, hasta que el agua corrió por encima de su cabeza. Luego, por un lado Mabon, hijo de Modron, espoleó su caballo y le quitó la navaja de afeitar. Por otro lado Cyledyr el Salvaje, montado en otro caballo, se sumergió en el Severn y se apoderó de las tijeras. Pero antes de que le pudieran quitarle el peine, los pies del jabalí tocaron tierra firme y desde aquel momento ni perro, ni hombre, ni caballo pudieron seguirle antes de que llegara a Cornualles. Les costó más sacar a los dos guerreros del agua e impedir que se ahogaran que lo que les había costado apoderarse de los tesoros. En el momento en que sacaban a Cacamwri del agua, fue arrastrado hasta las profundidades con el peso de dos ruedas de molino. Al correr tras el jabalí, el cuchillo de Osla del Gran Cuchillo cayó de su vaina y lo perdió. Por eso al entrar en el río la vaina se llenó de agua y cuando lo sacaban fuera, lo arrastró hasta el fondo.

Desde allí Arturo marchó con sus huestes hasta que alcanzaron a Twrch Trwyth en Cornualles. Fueran cuales fuesen las calamidades que habían sufrido hasta el momento, éstas resultaron sólo un juego comparadas con las que habrían de sufrir para conseguir el peine. Pero conquistaron el peine a fuerza de una calamidad tras otra. Entonces expulsaron al jabalí de Cornualles y lo empujaron directamente hacia el mar. Desde entonces nadie ha vuelto a saber de él, ni a dónde fue seguido por los perros Anet y Aethlem.

El texto base que he utilizado es la traducción de Victoria Cirlot (1988: 221-227), revisado a partir del texto de Sioned Davis (2007: 209-213) y la versión en castellano de Luciana Cordo (2019: 250-253). Para los nombres propios y topónimos he seguido la ortografía marcada por Rachel Bromwich y D. Simon Evans (1992). Para facilitar la lectura del texto, he traducido el sobrenombre de personajes si existe consenso en su significado, y también he incluido nombres castellanizados de los lugares cuando existe una denominación en castellano. En la traducción sólo he mantenido los nombres de personajes con una participación activa en el relato, dejando también los personajes nombrados en una sola ocasión pero que poseen una relación concreta con Arturo o con algunos pasajes del relato, como por ejemplo el hijo y los tíos de Arturo.

El texto presentado es el extracto del relato de Culhwch y Olwen referente al episodio de la caza de Twrch Trwyth. Para el desarrollo del episodio he añadido, sobre todo en la introducción, algunas partes del relato de Culhwch y Olwen fuera del episodio del jabalí que sirven para entender mejor el relato. La caza del jabalí Twrch Trwyth es un relato autónomo muy conocido dentro de la tradición galesa medieval (Bromwich, Evans, 1992: lxiv y ss), y acabó relacionada con el ciclo de Arturo debido a la creciente fama de este personaje. Esta tradición es muy antigua, y puede trazarse en su forma oral antes del siglo IX. El autor anónimo de Culhwch y Olwen utilizó este episodio, que debía ser bien conocido por su audiencia, para convertirlo en el punto central de toda su composición. El objetivo es mostrar una posible estructura del relato original, sabiendo que muchos de los personajes y acontecimientos indicados en el episodio debieron ser incluidos como parte del proceso de atracción del ciclo artúrico.

Imagen de la portada: Margaret Jones.

Referencias bibliográficas:

Bromwich, R. y Evans, D. S. (1992): Culhwch ac Olwen. Cardiff: University of Wales Press.

Cirlot, V. (1988): Mabinogion. Madrid: Siruela.

Davis, S. (2007): The Mabinogion. Oxford/Nueva York: Oxford University Press.

Cordo, L. (2019): Maginogion. Relatos galeses medievales. LOM ediciones.

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