Por Jesús M. de la Cruz
El Santo Grial, el vaso sagrado relacionado con la Última Cena y la crucifixión de Jesucristo, es un elemento de la tradición artúrica que posee un fuerte simbolismo todavía en nuestra cultura. Cuando hablamos del Grial, lo hacemos como ejemplo de la perfección inalcanzable o de los logros a conseguir, o del ideal que todos aspiramos a ser. El simbolismo del Grial se ha relacionado siempre con la tradición cristiana, pero no podemos olvidar que el Grial nació dentro de las leyendas relacionadas con el rey Arturo. Por eso, cuando se han buscado cuáles son los orígenes de ese símbolo, siempre se ha mirado hacia el mundo artúrico y los elementos que lo rodean.
A la hora de explicar los orígenes del Grial, los historiadores y especialistas en literatura se han dividido en dos grandes corrientes, la celtista y la cristiana. La primera explica el Grial dentro de la mitología celta, cuyas tradiciones están relacionadas con la génesis de la leyenda artúrica. La segunda explica el Grial como un fenómeno medieval relacionado con la religiosidad de la época.
Para la corriente celtista, el Grial guarda una gran similitud con los calderos mágicos que se encuentran de forma recurrente en las leyendas irlandesas y galesas. Lo cierto es que el Grial y el caldero celta parecen reflejar cierto simbolismo común. Además de su forma y su función, ambos son elementos mágicos cuya cualidad principal es la de alimentar milagrosamente a sus propietarios. Por ejemplo, en la leyenda griálica José de Arimatea, hecho prisionero por los romanos, recibió alimento en su prisión gracias a que una paloma depositaba una hostia consagrada en el Grial como premio a su celo y devoción. Del mismo modo, muchos calderos mágicos celtas tienen la propiedad de preparar comida inagotable para sus propietarios, que en ocasiones deben reunir alguna cualidad específica para ser merecedores de ese honor, como por ejemplo ser valientes.
Otro rasgo común es que ambos pertenecen a un mundo mágico o remoto. En el mito del Arturo galés conocido como Preideu Annwfyn o «Los despojos del Otro Mundo», Arturo y sus guerreros se embarcan en el barco mágico de Arturo, Prydwen, hacia una isla mágica para hacerse con un caldero encantado. En La Vulgata artúrica, los tres caballeros destinados a encontrar el Grial, Galahad, Bors y Perceval, deben viajar en un barco mágico que les conduce a una tierra lejana donde se encuentra el Castillo del Grial.
Si el Grial o caldero celta tiene cualidades mágicas o misteriosas es por que hay una asociación directa entre la divinidad y ellos mismos. El Grial es el vaso en el que José de Arimatea recogió la sangre de Cristo, y está indisolublemente unido a la Trinidad cristiana: el Padre, que es Dios, el Hijo, que es Jesucristo, y el Espíritu Santo, que es esa paloma que desciende de los cielos para depositar una hostia en el cáliz sagrado. En la mitología irlandesa el dios Dagda, señor de los dioses Túatha Dé Danann, lleva a cuestas un caldero que es capaz de dar todo el alimento que le sea solicitado.
Por otro lado, es importante destacar que la asociación entre el Grial y el caldero mágico en realidad no aparece reflejada en el desarrollo literario del mito. Aunque en relación con el rey Arturo la tradición galesa sí que recoge el motivo del caldero, en las tradiciones latinas de crónicas artúricas que le sucedieron no hay rastro de calderos. La corriente de estudios que defiende el Grial como un símbolo cristiano,entiende que todo lo que sabemos sobre el Grial viene en realidad, única y exclusivamente, de la obra de un autor en la que ciertamente se inventó (por acuñarse por primera vez en la tradición literaria) el concepto de Grial.
Y es que en la literatura el Grial tiene dos padres, y ambos son franceses. El primero es Chrétien de Troyes, un poeta y monje que escribió para la corte de Champaña a finales del siglo XII. Cuando Chrétien de Troyes escribió su última obra, titulada «Perceval o el cuento del Grial», es la primera vez que oímos hablar del Grial. En la novela de Chrétien, el Grial es un recurso literario misterioso que queda a medio explicar. Cuando el caballero Perceval está en el castillo del Rey Pescador, mientras cena observa una procesión en la que una doncella lleva en las manos un «graal», así lo describe el poeta, que emite una luz cegadora. Perceval es incapaz de preguntar qué se porta en ese «graal», y debido a ello cae en una maldición que le impide saber más sobre ese misterio. En francés medieval, la palabra «graal» es conocida, y sirve para designar nada menos que una bandeja en la que servir comida, especialmente grandes alimentos como pescado o carne.
¿Y por qué una bandeja para comida emitía una luz cegadora, y era transportada por una doncella? Pese a la maldición que cae sobre Perceval, éste llegará a saber parte del misterio. Y es que lo que portaba aquella doncella en el «graal» o bandeja era una hostia consagrada, el cuerpo de Cristo transubstanciado, un alimento tan santo que era lo único que el convaleciente Rey Pescador podía comer y que explica la luz cegadora que emanaba del objeto. Parece posible que en realidad Chrétien de Troyes estuviera construyendo una oscura metáfora sobre la eucaristía y la celebración de la misa, a través de dos símbolos, la bandeja portadora de la sagrada forma y la doncella como símbolo de la Iglesia, una representación familiar para las gentes de la Plena Edad Media que escucharon el relato de Chrétien.
Si el misterio del Grial es algo cautivador en el presente, para los oyentes de las novelas de Chrétien de Troyes también fue algo muy sugerente (sí, digo oyentes, puesto que estas novelas se leían en voz alta para un público). La culpa del gran éxito que tuvo este pasaje de la novela de Perceval fue precisamente la muerte de Chrétien mientras escribía el relato, dejándolo inconcluso. Que el secreto del Grial y del Rey Pescador quedaran a medio hacer provocó tanto estupor e intriga que se escribieron varias continuaciones de ese relato.
Robert de Boron será el continuador que más éxito tuvo en escribir una continuación del Cuento del Grial, uniendo para siempre el mito del Grial con la leyenda artúrica. Escribió cinco obras relatando la historia del Grial enlazado la historia de José de Arimatea con las figuras de Merlín y del rey Arturo y sus caballeros. La interpretación de Robert fue acogida con entusiasmo e incorporada por derecho propio a las tradiciones artúricas, de manera que es su relato el que hoy consideramos como verdadero a la hora de explicar el sentido del Grial. Robert de Boron explicó que el Grial es la copa que Jesús de Nazaret utilizó durante la última cena, y que durante su crucifixión esa misma copa fue utilizada por José de Arimatea para recoger su sangre en la cruz, convirtiendo así la copa en un receptáculo del poder divino de Cristo. Con la obra de Robert de Boron, el Grial pasaba de ser un objeto misterioso a convertirse en un símbolo perfectamente identificable y con un alto valor simbólico para la religiosidad medieval.
Resulta muy interesante ver como los relatos de Chrétien tuvieron mucho éxito también en el Gales medieval, el mismo lugar de donde en primer lugar habían surgido las leyendas artúricas y donde la tradición céltica aún permanecía subyacente en muchos relatos y tradiciones bien conocidas. Las novelas de Chrétien adaptadas por los escribas galeses fueron La Dama de la Fuente, Gereint y Peredur. El Peredur recoge la trama del Perceval, pero se aleja del relato francés en muchos aspectos, y uno de ellos es el símbolo del Grial, que en el relato galés es sustituido por una cabeza cortada, un tema puramente celta, que sirve para anunciar la muerte del primo de Peredur y el deber de vengarlo. El motivo griálico, que podría haber hecho referencia a la tradición del caldero, es sustituido en Gales por otro motivo distinto. Este cambio es para mí muy significativo, porque parece indicar que el Grial no tenía un sentido concreto para los galeses que interpretaron el relato francés. Por lo tanto, conjeturo que para la tradición galesa el Grial no guardaba ningún sentido relevante, y que por ello decidieran cambiarlo por algo que sí tenía un significado más claro o válido para la cultura de raigambre céltica. Considero que esto es un elemento clave que sirve para comprender que el Grial no es celta en su origen, sino un símbolo puramente cristiano.
A través de su desarrollo literario, vemos cómo el Grial tiene sentido dentro de la evolución de un concepto relacionado con la religiosidad cristiana desde su comienzo. Atendiendo a los textos en los que aparece por primera vez, en cómo evoluciona el símbolo y qué representa, mi opinión es que no hay una conexión cierta entre el Grial y el caldero mágico celta. En el caso más favorable, sería la expresión de un mismo mitema en dos culturas diferentes, una misma asociación llevada a cabo por dos religiones sin una conexión directa entre sí. En el caso más desfavorable, la relación entre el Grial y el caldero sería tan solo una correlación hecha por nuestra cultura presente, dado que nosotros disponemos de todos los datos y podemos establecer una conexión entre símbolos dispares cuando los coetáneos del fenómeno no encontraron ninguna.
Imagen de la portada: IBÁÑEZ PALOMO, T. (2018): «La Tabla Redonda», Base de datos digital de iconografía medieval. Universidad Complutense de Madrid. En linea: www.ucm.es/bdiconografiamedieval/tabla-redonda
Referencias bibliográficas
BARBER, R. (2007): El Santo Grial. Historia de una leyenda. Barcelona: La Liebre de Marzo.
BELTRÁN, R. (2008): «Los orígenes del Grial en las leyendas artúricas: interpretaciones cristianas y visiones simbólicas», en Tirant: Butlletí informatiu i bibliogràfic, nº11. pp. 19-45.
IBÁÑEZ PALOMO, T. (2016): «El mundo artúrico y el ciclo del Grial», en Revista Digiral de Iconografía Medieval, vol. VIII, nº15. pp. 31-66.
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