por Jesús Manuel de la Cruz
Muchas veces nos hemos planteado cuál es el significado de los nombres que los distintos pueblos colonizadores de la península ibérica pusieron al territorio de la península ibérica. Como todos sabemos, los nombres utilizados por las fuentes clásicas son Tartessos, Iberia e Hispania. En este breve artículo podremos ver cuáles son las principales teorías que actualmente se barajan sobre su origen y significado.
Iberia
Iberia es un nombre griego que se utilizó primeramente en la región oriental del Mar Negro, que en tiempos de las primeras exploraciones marítimas helenas era el punto más alejado del mundo conocido, un lugar habitado por monstros y donde podían obtenerse fabulosas riquezas. Conforme los griegos fueron aumentando las fronteras de su conocimiento geográfico, la Iberia mitológica se reubicó en el sur de la península ibérica, de la cual habían oído hablar por sus tratos con los fenicios. Iberia puede tomar prestado su nombre de un río, Iber, que en realidad no se relacionaría con el Ebro, sino con alguno de los ríos del espacio geográfico tartésico conocido por los fenicios, y que posiblemente pueda ubicarse en la zona de Huelva. Dado que la península ibérica era un espacio relativamente desconocido para estos navegantes arcaicos, es posible que acabaran por asimilar la parte por el todo, abarcando toda la costa mediterránea hasta recalar en las tierras del río Ebro, donde los griegos finalmente se establecieron fundando la colonia de Emporion, hoy Ampurias (Domínguez, 1984).
Hispania
El término Hispania fue utilizado por los romanos, pero su raíz etimológica no corresponde a una palabra latina, sino que se trata de un préstamo obtenido del lenguaje fenicio. El término que oyeron los romanos de sus rivales cartagineses fue Ispanya, una palabra que los propios romanos relacionaron con los conejos. El conejo es una especie endémica de la península, mientras que la liebre es el animal común en el resto de Europa, así que los romanos desconocían su existencia. Al tratarse de un aspecto tan peculiar de este territorio, pensaron que el nombre Hispania debía significar Tierra de Conejos. Sin embargo, esta conexión no tiene sentido, ya que en latín conejo se dice cuniculus, y como podrá verse, no existe ninguna relación entre los términos Hispania y cuniculus.
Ispanya es un nombre fenicio que se conecta con las primeras navegaciones de este pueblo oriental hacia el Occidente del mediterráneo. Las rutas comerciales que tan activamente transitaron los navíos fenicios habían sido trazadas muchas centurias antes por aventureros y traficantes chipriotas, egeos y sardos. Sin embargo, la crisis provocada por los denominados Pueblos del Mar llevó a la caída de muchos potentes Estados al final de la Edad del Bronce en el Mediterráneo oriental, algo que redujo notablemente actividad mercantil a grandes distancias. Desde el siglo IX a.C. los barcos de las ciudades fenicios comenzaron a arribar de nuevo a las costas peninsulares atraídos por la legendaria riqueza de las tierras de Occidente. Las etimologías del nombre púnico se han buscado con este hecho histórico en mente, y la que hoy está más aceptada es que Ispanya significa Tierra de los Metales, algo que conecta directamente con las razones que movieron a los fenicios a iniciar su proyecto colonizador (Cunchillos, 2000).
Tartessos
La última cuestión corresponde al origen del nombre Tartessos. Aquí la cosa está algo más difícil, ya que tanto los autores clásicos como los primeros investigadores que se interesaron por esta cultura a principios del siglo XX confundieron el nombre del lugar con el nombre de una ciudad, o un reino. Las evidencias arqueológicas sobre Tartessos hablan de un territorio conformado por una compleja red de ciudades y territorios independientes, motivo por el cual los conceptos de la tartéside relacionados con un único reino o una sola ciudad han sido descartados, aunque la conexión recurrente antigua y presente de Tartessos como un lugar legendario de riquezas fabulosas no ha ayudado a aclarar el concepto.
Si nos alejamos de este tipo de debates, que no han ayudado a conducir a ningún término claro, podremos fijarnos en que el mismo territorio sería después denominado Turdetania por los romanos, de donde puede obtenerse una raíz común. Es posible que detrás de estos conceptos se encuentre una raíz indígena, utilizada por los fenicios y más adelante por los romanos para designar el lugar donde ambos lo habían oído por vez primera. Aunque no es posible consignar la raíz exacta de la palabra local, es posible que el nombre fuera Turta, o Turda, y que hiciera referencia al río Guadalquivir y a las tierras que les rodean. Desde ese concepto podemos imaginar si el vocablo que oyeron los comerciantes fenicios y los primeros soldados romanos quería referirse a la tierra o a la gente, o si se trataba de un concepto que englobaba ambos conceptos, igual que ocurre con el término griego de Hélade y helenos (Villar, 1995).
Imagen de portada: Iberia según Estrabón según Antonio García y Bellido, 1944.
Bibliografía
Cunchillos, J. L. (2000): “Nueva etimología de la palabra “Hispania”, en Aubet, M. E. y Barthélemy, M. (eds.): Actas del IV Congreso Internacional de Estudios Fenicios y Púnicos. Vol. I. Servicio de Publicaciones de la Universidad de Cádiz. pp. 217-225.
Domínguez, A. (1983): “Los términos Iberia e íberos en las fuentes grecolatinas. Estudio acerca de su origen y ámbito de aplicación”. Lvcentvm, 2. pp. 203-224.
Villar, F. (1995): “Los nombres de Tartessos”. Habis, 26. pp. 243-270.